Lenin Garrido Quintero, nacido el 1 de septiembre de 1964 en la ciudad de Panamá, creció en el barrio de El Marañón. Residió en el sector de Barraza, en el Multifamiliar 8, junto a su abuela Rosa, su madre Cándida, su tío Vega y sus hermanos. Era el menor de la familia.
Durante su infancia, Lenin enfrentó momentos difíciles debido a su discapacidad física debido a la poliomielitis, o comúnmente llamada polio, una enfermedad altamente contagiosa ocasionada por el virus de la poliomielitis, tal como indica en su sitio web la Organización Panamericana de la Salud. En 1 de cada 200 casos el virus destruye partes del sistema nervioso, ocasionando la parálisis permanente en piernas o brazos. A pesar de esta adversidad, Lenin era muy fuerte y perseverante.
Fue un niño alegre, asistió al preescolar con la ayuda de su hermana Podeska, quien lo llevaba en su espalda. Ya en la primaria, usaba una silla de ruedas, pero entre los 12 y 14 años descubrió el patín del diablo, un monopatín de madera muy popular en Panamá en la década de 1960. Este patín se convirtió en su medio de transporte, lo hacía sentir "invencible y veloz", como él mismo decía.
Lenin fue un buen estudiante; ganó varios concursos de oratoria, amaba la lectura y la escritura, y siempre estaba dispuesto a aprender cosas nuevas. En 1985 ingresó a la Universidad de Panamá para estudiar Derecho y Ciencias Políticas.
En su trayectoria, participó en los Juegos Paraolímpicos Centroamericanos en la disciplina de atletismo adaptado, representando a Panamá en competencias en Nicaragua, Costa Rica y Honduras. Posteriormente, recibió su título de estudios superiores. Sabía que su discapacidad no podría impedirle alcanzar sus sueños, y su determinación fue una fuente de inspiración para muchos.
A pesar de todo lo que logró, se dedicó a vender billetes de la Lotería cerca del Banco Nacional en la Avenida Central, ya que el salario de pasante de abogado no era suficiente para sostener dignamente a su madre Cándida, con quien vivió siempre, ni a sus dos hijas, por quienes trabajó arduamente, soñando con darles una vida mejor.
Lenin siempre fue carismático y cortés, un hombre difícil de olvidar y fácil de recordar. Quienes pasaban por su lugar de trabajo seguramente lo vieron o lo conocieron.
Era un hombre con piernas invencibles, un gran bailarín. En su juventud, disfrutaba de hacer danza callejera usando solo sus manos, ya que tenía la fuerza para levantar su cuerpo y bailar. Esta habilidad le permitía compartir momentos divertidos con amigos, familiares y cualquiera que se le acercara. Durante los Carnavales, se hacía llamar el Resbaloso Lenin.
El programa de televisión Foto Challenge realizó un reto en el que los participantes debían tomar una foto a un trabajador inspirador. Uno de los participantes, Samuel Saucedo, aunque no conocía a Lenin, vio en él a un hombre esforzado y lo retrató sin que él se diera cuenta, capturando de manera natural la esencia de ese gran hombre. Con esa imagen, Saucedo ganó el reto.
En sus últimos días, Lenin enfrentó problemas de salud. Sufrió tres infartos; resistió los dos primeros, pero el tercero fue fatal y le causó su muerte.
Así es como puedo relatar la vida de un gran hombre, amado por todos y con unas piernas invencibles. Su historia merece ser contada, porque los sueños no están limitados por lo físico, sino por la fortaleza mental.
Este gran hombre era mi abuelo. Nunca te olvidaremos. Sigues vivo en nuestros corazones y continúas inspirándonos.
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