Me llamo Bhenjamín de Gracia Velázquez. ¿Ves esa "h" en medio de mi nombre? Mi mamá la añadió porque dice que soy diferente. Soy un chico de piel clara, ojos claros y cabello castaño. Soy bastante atractivo; muchas chicas querrían un novio así, pero nunca he tenido la oportunidad. Quizás sea porque no puedo caminar. Mis piernas son unas grandes ruedas de metal que me llevan hasta donde pueden, pero nunca hasta donde yo quisiera llegar.
Soy bastante callado y, a menudo, algo despistado. A veces me preguntan: "¿En qué piensas?". Y les respondo: "Solo hay silencio en mí. Aunque te lo explicara mil veces, no lo entenderías. Pero no creas que no te veo. Te veo, te escucho, sé cuándo no quieres estar conmigo porque soy diferente".
Entiendo que, a veces, te avergüenzas de mí. Pero, ¿sabes qué? Yo también me avergüenzo de ti. Me apena verte tan sano y con tus piernas, pero sin saber aprovecharlas. Tus quejas me abruman. Tu falta de gratitud me deja mucho que pensar. Te quejas por todo, tengas o no. Eres como un niño grande; la vida te lo dio todo, pero no lo valoras. ¿Sabes lo que haría yo si tuviera tus piernas? Iría a todos esos lugares a los que vas y que no aprecias.
Nací el 22 de septiembre de 2006. Los pronósticos de vida que me dieron no eran buenos. El médico les dijo a mis padres: “Probablemente no escuche, no vea y sea parapléjico”.
A los tres años fui a mi primera escuela, el Módulo Mary Arias, en Panamá, donde atienden a niños con parálisis cerebral. Ese era yo: un niño destinado a ser nadie. Pero, con la ayuda de mis padres y seres queridos, di mis primeros pasos y me integré a una escuela regular. No creas que esos fueron los únicos pasos que di. No sé cómo aprendí a nadar; creo que fue mi fuerza de voluntad. Desde que aprendí, lo disfruto tanto. También me encanta cocinar, te sorprenderías si me vieras en la cocina. Además, me apasiona la astronomía; adoro ver la Luna y las estrellas con mi telescopio. Los viajes también me fascinan, y sueño con poder disfrutar algún día de esos hermosos paisajes que existen.
Una frase que vi escrita en una pequeña terraza dice: "No seas prisionero de la rutina... encuentra cada día algo nuevo por hacer, que transforme tu rutina en una aventura" —@libeliliando.
Si tan solo pudiéramos ver nuestros días como una bendición, si valoraras tu salud y bienestar, entenderías lo importante que es ser agradecido.
En mi caso, con solo 17 años, ya llevo ocho operaciones en mi cuerpo. Aun así, no dejo de luchar. Quiero ver el siguiente amanecer, disfrutar de la próxima comida, oler el aroma de cada nuevo día y sentir el calor de este hermoso país.
Ese soy yo: pequeño de tamaño, pero grande en ilusión.
Les comparto este versículo que me ha acompañado en los momentos más difíciles:
"Filipenses 4:13: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece".
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